Al final me decidí, unos días antes de Halloween de hacer unas cuantas galletas, la verdad es que no quería ni tenía pensado hacerlas pero ..
Fue muy divertido, pero lo mejor de todo fue pintar las caras a mis niños y sobrinos y luego darles las galletas para comérselas!
Menudos monstruitos, ¡casi no les hace falta pintura!
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